Hoy se cumplen 60 años del estallido de la Revolución de Abril, un acontecimiento de la historia contemporánea de la República Dominicana, que marcó el inicio de un proceso de lucha por la constitucionalidad, la justicia social y el retorno del orden democrático tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Juan Bosch en 1963.
Aquel 24 de abril de 1965, un grupo de militares constitucionalistas, en alianza con sectores populares, se alzó contra el gobierno de facto del llamado Triunvirato, impuesto tras el derrocamiento de Bosch. La rebelión fue encabezada por jóvenes oficiales, entre ellos el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, y encontró eco en las calles cuando el dirigente político José Francisco Peña Gómez llamó al pueblo a movilizarse.
Las protestas populares y la resistencia armada rápidamente escalaron en lo que se conoce como la Guerra de Abril, una gesta patriótica que culminó con el surgimiento de un gobierno provisional liderado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien fue proclamado presidente constitucional en medio del conflicto.
El movimiento revolucionario de 1965 buscaba restaurar la Constitución de 1963, que había sido derogada por el golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963. Dicha Carta Magna contenía importantes avances democráticos y sociales, como la libertad religiosa, el derecho a la vivienda y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.

Durante los días de abril y mayo de 1965, la capital dominicana fue escenario de intensos combates, bombardeos aéreos y una intervención militar extranjera, cuando tropas de Estados Unidos desembarcaron con el argumento de evitar “otra Cuba”. A pesar de ello, la resistencia del pueblo dominicano quedó grabada como uno de los episodios más significativos de lucha por la soberanía y la autodeterminación nacional.
Hoy, seis décadas después, el país rinde homenaje a los héroes y mártires de aquella epopeya. Instituciones educativas, organizaciones civiles, veteranos de guerra y ciudadanos en general participan en actos conmemorativos, izamientos de bandera, caminatas, misas y charlas históricas.
El legado de la Revolución de Abril sigue vivo como símbolo de defensa de la democracia, la dignidad nacional y los ideales de libertad y justicia social.
Fuente: RNN