El aumento constante de personas privadas de libertad ha provocado un grave hacinamiento en prisiones de diferentes países del mundo, tanto en naciones desarrolladas como en las menos desarrolladas.
Cárceles de Haití, Venezuela, Ruanda, Kenia y El Salvador y República Dominicana encabezan el ranking entre los centros más sobrepobladas del mundo.
Pero en el Caribe, la Republica Dominicana tiene una de las peores y es la cárcel de La Victoria.
CÁRCEL DE LA VICTORIA: Tal vez no es la número uno en peor rango, pero esta prisión es de las malas en términos de hacinamientos.
La más grande del país caribeño, fue construida para acoger a dos mil 103 huéspedes y tiene siete mil 691.
La Victoria no es la que tiene peor hacinamiento del mundo, ya que existen una serie de prisiones que por la cantidad de reclusos y condiciones en las que conviven se encuentran en los primeros lugares, pero se encuentra dentro del listado.
Algunas de las perores prisiones del mundo son:
Prisión de Gitarama, Ruanda: Según expertos posee el título de la prisión más superpoblada del mundo, debido a que cuentan con más de 7.000 reclusos en un edificio diseñado para albergar un máximo de 400.
Los privados de libertad están obligados a estar de pie todo el día sin zapatos en un piso tan sucio que más de una docena mueren cada día como resultado de los intentos fallidos de amputarles los pies una vez que la podredumbre comienza.
La prisión de Gitarama está situada en los bordes de una selva, sobre un terreno cercado con un muro de concreto armado y alambre de púas reforzado que aísla a los prisioneros del resto del mundo.
El gran problema es que el campo circundante está atestado de minas terrestres artesanales. Los que intentan cruzar este lugar y terminan mutilados deben arreglárselas ellos mismos para regresar a la cárcel si quieren recibir un poco de ayuda.
Cárcel de Luringancho, Perú: Originalmente diseñado para contener un máximo de 2.500, actualmente tiene alrededor de 11.500 en sus paredes sucias y desmoronadas.
Prisión de Butyrka, Rusia: La prisión de Butyrka en Moscú es un excelente ejemplo de cómo el país trata a su elemento criminal. El hacinamiento no solo es un problema (las celdas destinadas a 10 reclusos deben extenderse hasta 100), sino que las enfermedades están muy extendidas, y el SIDA y la tuberculosis son preocupaciones particulares.
La prisión de Nairobi, Kenia: Fue creada con la intención de albergar a 800 presos, pero en la actualidad más de 4.000 se encuentran allí. Según informó la BBC, 12 presos se ven obligados a compartir sucias «jaulas» de concreto destinadas a un máximo de 3 personas. Abundan las enfermedades, la violencia y el abuso sistémico.
Hay seis naciones donde la cantidad de presos es el doble, el triple o el cuádruple del espacio que existe para albergarlos.
Estos países están distribuidos geográficamente por toda la región: dos son de Sudamérica, dos de América Central y dos del Caribe.
El que tiene la peor situación, por lejos, es Haití, el país más pobre del continente americano, que tiene una ocupación carcelaria del 454,4%.
En Estados Unidos hay más personas en las cárceles de que en todos los países de América Latina y el Caribe juntos.
Le sigue Guatemala, que triplica la capacidad de su sistema penitenciario, con el 367,2% de ocupación, y Bolivia, con 269,9%.
Estas tres naciones están entre las diez con peor sobrepoblación del mundo.
¿Cómo resolver el problema?
Algunos consideran que el principal problema es que no se han construido suficientes cárceles, debido al crecimiento de la población carcelaria ha sido mucho mayor, y mucho más veloz, que el aumento en las obras de infraestructura para contenerlo.
Pero los estudiosos de la materia aseguran que construir más cárceles no resolvería necesariamiente el problema del hacinamiento.
La mayoría de los sistemas penitenciarios en el mundo están sobrepoblados.
Debido a la falta de inversión en materia de personal, infraestructura y otros recursos necesarios, millones de reclusos en todo el mundo viven en pésimas condiciones de higiene, privados de atención sanitaria, bienestar y seguridad.
Las repercusiones sobre la salud, no solo la de los reclusos y el personal, sino también la de los familiares y las comunidades, son graves.
A menudo, las personas que ingresan en prisión tienen problemas de salud física o mental, que suelen empeorarse debido a las condiciones de reclusión o al simple hecho de estar privado de libertad.
La excesiva dependencia en la intervención de la justicia penal supone varios riesgos para la salud pública y la seguridad de la comunidad.
Otras medidas que permitan luchar contra la injusticia social y las desigualdades en materia de salud podrían resultar más eficaces a la hora de reducir la delincuencia y mejorar las condiciones sanitarias.
Fuente: N Digital