No voy a negar que existen ciudadanos imprudentes, irresponsables, prepotentes y que le colman la paciencia a cualquiera, y no voy a ir en su defensa. Mas bien me pongo en tu lugar, comando, y no te haré ningún tipo de señalamiento. Pero sí te pido una cosa: ¡Por favor, cuídame, respétame y enséñame a respetarte. No me maltrates ni abuses de tu poder!
Eres policía y tienes como misión ”Salvaguardar la seguridad ciudadana; Prevenir y controlar los delitos; Perseguir e investigar las infracciones penales, bajo la dirección legal de la autoridad competente; Mantener el orden público para proteger el libre ejercicio de los derechos de las personas y la convivencia”. No ser cómplice de lo mal hecho, ni alterar el orden y mucho menos violar mis derechos como ciudadano.
Entiendo que estés cansado y fatigado de esta bendita pandemia. Estar todos los días detrás de aquellos inconscientes que no usan mascarilla, que no respetan el distanciamiento social y que violan degeneradamente el toque de queda, ¡Hasta a mí me provoca darles su pescozón por irresponsables! Pero así no se resuelven las cosas, al contrario. La mejor manera de enseñar es dar ejemplo.
Sé educado, saca a relucir tus valores como policía. No uses tu fuerza, arma y poder para maltratarme. Entiendo que hay veces que como ciudadanos sobrepasamos los límites y te irrespetamos pero no me respondas con violencia; si me pongo grosero, prepotente y agresivo, ¡IGNÓRAME!. Si salgo corriendo (que no debería hacerlo) persígueme y ponme las esposas pero hazte sordo ante mis palabras necias. Y si intento darte golpes defiéndete pero inteligentemente.
Tu vida vale tanto como la mía, claro, ambos somos humanos. Yo tampoco debo atentar contra tu persona pero la situación nos tiene fuera de cabales a todos (aunque hay quienes están fuera de sí por voluntad propia). Pero no justifico ningún abuso contra ti ni contra mí.
Respeto tu trabajo y valoro tu esfuerzo por velar por mi seguridad, comando. ¡No te imaginas cuán importante eres para la sociedad! Y te pido disculpas por mis faltas insensatas pero por favor, no me faltes tú a mí. Dame el ejemplo, cuídame y enséñame a respetarte, pues bien sabemos que la educación no está muy bien que digamos.
Dios te bendiga, comando.
Atentamente, un ciudadano.