Higüey, La Altagracia. – Lo que comenzó como una propuesta legislativa, terminó siendo una vergüenza pública para el senador de la provincia La Altagracia, Rafael Barón Duluc, conocido como “Cholitín”. El legislador se vio obligado a retirar su polémico proyecto de ley sobre el “discurso de odio” tras una contundente ola de críticas que evidenciaron no solo la impopularidad de la iniciativa, sino también su pobre fundamentación legal y su potencial amenaza a la libertad de expresión.
El proyecto, que proponía sancionar a quienes emitieran discursos considerados “odiosos” en redes sociales y medios digitales, fue catalogado por expertos, periodistas, activistas y ciudadanos como un intento burdo de censura disfrazado de legislación moralista. Lejos de contribuir al fortalecimiento del debate público o a la convivencia democrática, la propuesta levantó alarmas por su vaguedad, ambigüedad y su enorme potencial para ser utilizada con fines políticos y represivos.
Cholitín, cuya trayectoria política ha sido cuestionada por su falta de propuestas concretas y visión a largo plazo, se convirtió rápidamente en blanco de burlas, memes y fuertes cuestionamientos en redes sociales, donde precisamente pretendía imponer controles. Su intento de disfrazar la censura como “regulación” cayó por su propio peso.

La retirada del proyecto, anunciada este lunes, más que una muestra de humildad política, parece ser la respuesta forzada a una sociedad vigilante que no está dispuesta a tolerar retrocesos en materia de derechos civiles. La polémica dejó en evidencia el preocupante desconocimiento del senador sobre principios constitucionales como la libertad de expresión, y expuso una peligrosa tendencia entre algunos legisladores a legislar desde el impulso, sin análisis técnico ni consulta pública.
Incluso en el día de ayer, durante su acostumbrada conferencia de prensa La Semanal, el propio presidente Luis Abinader, se sacudió ese proyecto de ley, al negar rotundamente que no tuvo nada que ver con su elaboración, dejándolo la plena responsabilidad de esta iniciativa al senador altagraciano.
En lugar de responder a las verdaderas prioridades de la provincia La Altagracia –como el desarrollo turístico sostenible, la seguridad ciudadana, el acceso a servicios públicos de calidad o el fortalecimiento institucional– Cholitín optó por un proyecto que, más que legislar, buscaba silenciar.
Este episodio no solo deja mal parado al senador, sino que refuerza la necesidad de exigir mayor responsabilidad, preparación y conexión con la realidad a quienes ocupan un escaño en el Congreso. Porque el poder legislativo no es un espacio para caprichos personales ni para proteger egos heridos, sino para construir leyes que beneficien a todos, no que callen a quienes piensan diferente.