Cuba aprobó el nuevo Código de las Familias por una amplia mayoría en el referendo celebrado el domingo.
Un total de 3,93 millones de cubanos (el 66,87%) votaron “sí” al nuevo marco legar que regirá las relaciones familiares en el país, según los resultados preliminares anunciados este lunes por el Consejo Electoral Nacional.
Resultados Preliminares que incluyen Cuba y el exterior
Parte Básico: 8 447 467
Ejercieron el derecho al voto: 6 251 786
Porciento de votación: 74.01%
Boletas validas: 5 892 705
Votos por el Sí: 3 936 790 (66.87%)
Votos por el No: 1 950 090 (33.13%) pic.twitter.com/ZlTjGX3Jux— Elecciones en Cuba (@Elecciones_Cuba) September 26, 2022
El matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción de hijos por parte de éstas o la gestación subrogada son algunas de las propuestas más destacadas y polémicas del documento de 104 páginas que reemplazará una normativa de 1975.
Los datos
Mientras, 1,95 millones de electores (el 33,13%) se decidieron por el “no”, según las cifras provistas por el CEN.
El Consejo Electoral Nacional considera estos resultados preliminares como “válidos e irreversibles” e indicó que, a la espera del conteo final, ya se puede confirmar que ha sido ratificado el Código de las Familias.
Acudieron a las urnas 6,25 millones de cubanos, el 74,01% de los 8,44 millones que componían el padrón.
Se trata de la participación más baja en un referendo en la historia reciente de Cuba, si bien los otros dos anteriores fueron para aprobar sendas constituciones, la de 1976 y la de 2019.
Cubanos residentes en el exterior tuvieron la posibilidad de participar en este proceso electoral, que no ha sido supervisado por organismos internacionales.
En los meses previos al referendo, el gobierno desplegó una amplia campaña a favor del “sí” en los medios de comunicación estatales (los únicos legales), en la calle y redes sociales, mientras el “no” fue defendido por particulares y organizaciones como la Conferencia Episcopal de Cuba con mensajes en internet.
El Código de las Familias se ha aprobado en un momento de profunda crisis económica en Cuba, donde la principal preocupación entre sus más de 11 millones de habitantes es capear la escasez de todo tipo de productos, desde alimentos y medicinas hasta artículos de aseo o ropa, y los cada vez más frecuentes apagones.
Antes de someterse a referendo se realizó una consulta popular entre febrero y abril de este año en la que participaron 6,5 millones de cubanos, según el gobierno.
Qué cambia en Cuba
El nuevo Código de las Familias permitirá legalizar el “matrimonio igualitario”, la posibilidad de que parejas del mismo sexo adopten niños y la “gestación solidaria” o subrogada sin fines de lucro.
También abre vías para penalizar a los agresores domésticos en aspectos como la custodia de sus niños, reparto de bienes o herencia; protege la comunicación entre los menores y sus abuelos en caso de divorcio, e incorpora legalmente a madrastras y padrastros como tutores.
Además, permite a los padres elegir el orden de los apellidos de sus hijos y amplía -al menos sobre el papel, ya que esto requiere de recursos materiales- la protección de adultos mayores o discapacitados.
Otro punto destacado es la posibilidad de que los abuelos adquieran responsabilidad parental, algo importante teniendo en cuenta que en los últimos meses decenas de miles de cubanos de mediana edad han emigrado, en muchos casos dejando a sus progenitores al cuidado de los menores de la casa.
Un pasado oscuro y polémico
De aprobarse el referendo el domingo, Cuba se convertiría en el país número 34 en el que, de manera parcial o total, se legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El respaldo del gobierno a esta iniciativa contrasta con la persecución que sufrieron los homosexuales en las primeras décadas de la revolución de 1959.
El régimen de Fidel Castro consideraba la homosexualidad un vicio propio de la sociedad capitalista y burguesa.
“No podemos llegar a creer que un homosexual pudiera reunir las condiciones y los requisitos de conducta que nos permitirían considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista”, declaró públicamente el gobernante en 1965.
En aquellos años los homosexuales -junto con sacerdotes y otras personas consideradas contrarrevolucionarias- eran detenidos con frecuencia, expulsados de sus empleos y encarcelados en campos de trabajos forzosos llamados UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción) para su “rehabilitación”.
Tras dos décadas de dura represión, en 1979 se despenalizaron las relaciones entre personas del mismo sexo y comenzó una liberalización gradual que se aceleró ya en el siglo XXI.
“El Gobierno se vio obligado a reconciliarse con su pasado cercano de intolerancia y discriminación para encajar en el nuevo orden global postsocialista. El país necesitaba abrirse al mundo y ofrecer una imagen de apertura”, explicó el historiador cubano Abel Sierra Madero.
Fuente: BBC