A través del cargo de jefe de seguridad presidencial y valiéndose de supuestas artimañas de corrupción administrativa, el mayor general Adán Cáceres llegó a administrar una fortuna que, de manera preliminar, el Ministerio Público calcula en más RD$3000 millones durante los ocho años del mandato de Danilo Medina (2012-2020).
El hombre que le cuidaba la espalda al exmandatario, supuestamente conformó un entramado para lavar y defraudar dinero del erario, estructura en la cual la pastora Rossy Guzmán, una persona de extrema confianza de este alto oficial, se convirtió en su mano derecha y principal testaferro.
El alto volumen de bienes muebles e inmuebles de la pastora Rossy Guzmán llevó a la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) a iniciar una investigación en la cual determinó que, a través de la empresa Único Real State e Inversiones SRL, la religiosa y su hijo (también detenido) Tanner Antonio Flete Guzmán, trataban de ocultar los dineros defraudados por Adán Cáceres, según establece el Ministerio Público.
En este entramado, el Ministerio Público también menciona a los investigados Rafael Núñez de Aza, Raúl Alejandro Girón y Eric Daniel Pereyra Núñez, quienes prestaban sus nombres para tratar de ocultar dinero corrupto.