Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Prevención del Suicidio, una fecha dedicada a crear conciencia sobre un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Cada año, cerca de 703 mil personas se quitan la vida en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las campañas en torno a esta fecha se enfocan en reducir el estigma asociado con el suicidio y los trastornos mentales, fomentar el diálogo y recordar que siempre es posible pedir ayuda, ya que la prevención es clave para salvar vidas.
¿Por qué se conmemora en esta fecha?
Esta día fue establecido en 2003 por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y avalado por la OMS con el objetivo de que las naciones del mundo implementen y promuevan acciones para la prevención del suicidio.
El Comité Ejecutivo de la IASP está compuesto por destacados expertos con perfiles variados y una extensa trayectoria en la investigación y prevención del suicidio.
La mayoría son profesores y profesoras de institutos de varias partes del mundo que han realizado estudios al respecto en varias universidades, como la Universidad de Glasgow, Universidad Médica de Viena, Universidad Nacional de Malasia, Instituto Danés de Investigación para la Prevención del Suicidio y la Universiad Sapienza de Roma.
El lema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio 2024-2026, “Cambiar la narrativa”, busca eliminar barreras como el estigma, aumentar la conciencia y fomentar una cultura de comprensión y apoyo para prevenir el suicidio. Cada persona, comunidad, organización y gobierno tiene un rol clave en transformar la forma en que se habla sobre el suicidio, de acuerdo con la página oficial de la OMS.
Cómo prevenir el suicidio
- Reconoce tus emociones: Acepta que estás enfrentando un momento complicado. Es normal sentirte así y no deberías juzgarte por ello. Recuerda que está bien buscar ayuda y que este estado emocional es temporal.
- Identifica tu red de apoyo: Piensa en las personas de confianza, ya sean amigos, familiares, compañeros de trabajo o escuela. Reconoce quiénes podrían estar dispuestos a escucharte y brindarte su apoyo.
- Elige el momento adecuado: Encuentra un espacio tranquilo y privado para compartir tus sentimientos, ya sea en persona, por teléfono o incluso mediante un mensaje si eso te resulta más cómodo.
- Sé sincero(a) y claro(a): Expresa honestamente cómo te sientes. Habla de manera directa para que la persona comprenda tu situación emocional.
- Usa declaraciones en primera persona: Al expresar tus emociones, utiliza frases como “Yo me siento…” en lugar de culpar o señalar a los demás, para evitar malentendidos y generar empatía.
- Busca soluciones juntos(as): Al compartir tus sentimientos, podrían surgir ideas sobre cómo manejar la situación. Exploren juntos opciones y posibles soluciones.
- Consulta a un profesional: Si necesitas más apoyo, considera buscar ayuda de un profesional en salud mental, quienes tienen las herramientas y estrategias necesarias para afrontar estas situaciones.
- Ten paciencia contigo mismo(a): Pedir ayuda es un proceso que puede tomar tiempo. Si no te sientes preparado(a) para hablar, está bien. Avanza a tu propio ritmo y busca apoyo cuando estés listo(a).
- Reconoce tu valentía: El simple acto de pedir ayuda es un signo de valentía y cuidado personal. Cada paso que des en la búsqueda de apoyo es un paso hacia la recuperación y la fortaleza.
Señales de alerta
La Organización Panamericana de la Salud define los factores de riesgo como señales que indican que una persona puede estar en mayor riesgo de suicidio, aunque no necesariamente reflejan un peligro inmediato.
Por otro lado, las señales de alerta son comportamientos o acciones que sugieren un riesgo inminente de autolesión o suicidio. Estos comportamientos suelen aparecer de manera repentina y representan un cambio notable en la rutina o vida cotidiana de la persona:
- Amenazar con lastimarse o quitarse la vida.
- Buscar métodos para suicidarse o hablar de un plan de suicidio.
- Hablar o escribir sobre la muerte, especialmente si antes no lo hacía.
- Expresar sentimientos de desesperanza.
- Mostrar enojo, rabia o deseos de venganza.
- Participar en conductas de alto riesgo o irresponsables.
- Sentirse atrapado o sin salida.
- Aumentar el consumo de alcohol u otras drogas.
- Aislarse de amigos, familiares o su entorno.
- Mostrarse ansioso o agitado.
Fuente: Infobae