En condiciones normales, las células del cuerpo humano se forman y se multiplican para formar otras nuevas a medida que el organismo las necesita. Así, cuando las células envejecen o se dañan, mueren, y las células nuevas las reemplazan. El cáncer es una enfermedad por la que algunas células anormales o dañadas se multiplican sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo comenzando por cualquier sector y formado por billones de células. Aveces forman tumores, que son bultos de tejido que pueden ser cancerosos (malignos) o no cancerosos (benignos).
Hay hábitos de prevención que permiten reducir su incidencia y protocolos de control para detectarlos en estadios iniciales, momento en el cual las terapias resultan muy efectivas.
Según la Organización Panamericana de la Salud el cáncer es una de las principales causas de mortalidad en las Américas. En el 2020, causó 1,4 millones de muertes, un 47% de ellas en personas de 69 años de edad o más jóvenes. Además, la entidad informó que se proyecta que la cantidad de casos de cáncer en la región aumentará hasta los 6 millones en 2040.
La información recolectada por la OPS reveló ciertos datos clave acerca del impacto que tiene esta enfermedad en el continente. Según la entidad, en la región, los tipos de cáncer diagnosticados con mayor frecuencia en los hombres son: de próstata (8,6%), pulmón (11,7%), colorrectal (10,2%) y vejiga (5,9%). Por otro lado, los tipos de cáncer diagnosticados con mayor frecuencia en las mujeres son el de mama (30,7%), pulmón (10,3%), colorrectal (9,6%) y uterino (6,4%).
Argentina se encuentra hoy dentro de los países que tienen un nivel medio-alto de incidencia del cáncer, con 212 casos cada 100 mil habitantes. Cada año 130 mil pacientes son diagnosticados, según las últimas estadísticas del Observatorio Global del Cáncer (Globacan), y se producen 60.000 muertes. Casi el 40% de las nuevas detecciones corresponden a tres tipos de tumores. El cáncer de mama, con 22 mil casos anuales, según datos del Ministerio de Salud argentino, es el más frecuente y la principal causa de muerte por enfermedades oncológicas entre las mujeres.
En cuanto al cáncer de colon y recto, para el año 2020 se estimó en Argentina una incidencia de 15.605 nuevos casos, lo que lo ubica como el segundo más frecuente para ambos sexos. En tercer lugar se ubica el cáncer de pulmón, del cual se registran 12.110 diagnósticos, de acuerdo a las estadísticas oficiales, pero es a la vez el más mortal: provoca 8.600 fallecimientos anuales.
En México, el cáncer es la tercera causa de mortalidad en el país. Según la Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer (AMLCC), asociación civil que brinda ayuda a pacientes con cáncer, brindando un enfoque especial en los sectores más vulnerables de la sociedad, en ese país se diagnostican 191.000 casos de cáncer al año, de los cuales 84.000 fallecen. Además, destacaron que desde año 2000 aumentó 20% la mortandad de pacientes.
De acuerdo a cifras de la Secretaría de Salud de México, el cáncer más frecuente en el país es el de mama, con 27.500 casos por año, seguido del de próstata con 25.000, colon, 15.000, tiroides 12.000, cervicouterino, 7.870 y de pulmón con 7.810. Además, el cáncer de mama ocasiona 7.000 muertes al año, el de próstata 6.900 colon, 7.000, tiroides, 900, cervicouterino, 4.000, y pulmón, 6.700.
Colombia es otro de los países americanos que tiene altas tasas de mortalidad por cáncer. Según el Instituto Nacional de Cancerología de Colombia (INC), en 2018 se atendieron 7.856 casos nuevos de cáncer, con mayor proporción en mujeres. El 40% de los casos nuevos anuales correspondió a los adultos mayores de 65 años.
De acuerdo a los datos del INC, el cáncer de piel fue el más frecuente en hombres (20,4%), seguido de cáncer de próstata (16,8%) y estómago (11,2%). En mujeres el cáncer más frecuente en Colombia fue el de mama (18,6%), seguido de piel (17,1%) y de tiroides (11,1%).
Además, la organización reveló los datos de cáncer infantil: en 2018 se atendieron 246 casos nuevos de menores de 18 años, con mayor cantidad de niños entre los 5 y 9 años. Los tipos de cáncer infantil más frecuentes fueron las leucemias, los tumores del sistema nervioso cáncer infantil central y los linfomas.
En Perú, el cáncer es la principal causa de muerte del país. De acuerdo con datos oficiales resumidos por Oncosalud, clínica especializada, en su web, en 2018 más de 32 mil peruanos fallecieron por cáncer. El cáncer más común en hombres es el de próstata con el 11,4%. Según la organización, este tipo de cáncer causó la muerte de 1.858 varones durante el 2018, convirtiéndose en la tercera causa de muerte por cáncer en el Perú (8,2%).
El cáncer de mama es otro de los más frecuentes en las mujeres peruanas (19,5%). En el 2018 se registraron 6.985 casos nuevos en ese país (10,5%); durante este año 1.858 mujeres murieron. Sin embargo, la principal causa de muerte por cáncer en Perú es el de estomago.
Es el tercer tipo de cáncer más frecuente en el país, con 5.731 casos nuevos en el 2018 (8,6%) y 4.606 fallecidos (13,9%). Entre los factores de riesgo más frecuentes se encuentran el consumo de tabaco, alcohol, alimentos salados y ahumados, además de una alimentación incompleta, insuficiente en vitaminas y proteínas.
En el marco del Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora este 4 de febrero, un grupo de expertos brindó para Infobae una guía de los síntomas que requieren la consulta con el médico, los chequeos recomendados y las pautas de qué podemos cumplir para reducir el riesgo de las enfermedades oncológicas más recurrentes.
Cáncer de mama
Habitualmente se dice que ser mujer y cumplir años son los principales factores de riesgo para desarrollar un cáncer de mama. Esa frase tiene mucho de cierto, pero también necesita ser interpretada correctamente. Los especialistas dijeron que no hay que confiarse en la juventud ni tampoco resignarse a que “si pasa, pasa”. Conocer la enfermedad y prestarle atención a los cambios del cuerpo en cada momento de la vida puede favorecer un diagnóstico temprano y con ello, una mejor perspectiva de tratamiento.
“Es importante concientizarnos respecto a los síntomas habituales que se presentan ante el diagnóstico de la enfermedad, incluyendo la palpación de un nódulo en la mama o en la axila o una asimetría entre las mamas. Otros signos que motivan la consulta con el médico son la presencia de cambios de color, signos de inflamación en la mama o retracciones o fluidos provenientes del pezón”, explicó el oncólogo clínico Federico Waisberg (MN 153539), del Centro Mamario del Instituto Alexander Fleming (IAF).
La mayor incidencia se observa en pacientes mayores de 60 años y se estima que una de cada ocho mujeres que llegue a los 80 años habrá padecido esta enfermedad, dijeron los especialistas del Fleming. Entre las más jóvenes, sin embargo, hay una mayor posibilidad de que los tumores que aparezcan tengan un comportamiento más agresivo, ya que dependen de factores biológicos que propician su crecimiento. Además, es habitual que presenten alguno de los síntomas mencionados en el diagnóstico.
En las pacientes mayores de 60 años, en cambio, hay mayor incidencia de cáncer de mama hormono-dependiente. “En esta población, es habitual que el diagnóstico lo hagamos a partir de los estudios anuales recomendados”, explicó Waisberg.
La doctora Luciana Sabatini (MN 153025), mastóloga y ginecóloga del IAF, afirmó que en la Argentina se recomienda realizar una mamografía por año a partir de los 40 en mujeres asintomáticas. “Si tienen antecedentes familiares de cáncer de mama, la sugerencia es comenzar la mamografía anual 10 años antes de la edad del diagnóstico del familiar más joven. En algunas ocasiones y cuando el médico lo considere, podrá acompañarse de una ecografía mamaria. La frecuencia es anual y no aumenta con el tiempo, excepto que sea necesario controlar alguna imagen en particular”, añadió.
“Los buenos hábitos alimenticios, una vida activa (no sedentaria) con una rutina física, como así también no fumar son ejemplos puntuales de prevención primaria. Es decir, disminuir las posibilidades del desarrollo inicial de la enfermedad. Otra cuestión a tener en cuenta es disminuir el sobrepeso u obesidad, evitar el consumo de alcohol excesivo y no realizar terapias de reemplazo hormonal con estrógeno en la perimenopausia. La lactancia también es considerada un factor protector que disminuye el riesgo de desarrollo de cáncer mamario”, enumeró el doctor Sergio Rivero (MN128318), oncólogo clínico del IAF.
En cuanto a la prevención secundaria, cuando la enfermedad ya está establecida, el especialista destacó la importancia de “la detección temprana para que el objetivo inicial del tratamiento sea curar. Por otro lado es importante saber que hay ciertos tabúes con el uso de anticonceptivos, o los tratamientos de fertilidad, los cuales prescriptos por un médico y supervisados no son un factor de riesgo para el cáncer de mama”.
Una vez diagnosticado el tumor, las opciones de tratamiento giran alrededor de tres ejes principales: el tratamiento quirúrgico, la radioterapia y el tratamiento sistémico (quimioterapia, hormonoterapia, terapias dirigidas antiHer2 y actualmente también la inmunoterapia).
“No todos los tipos de cáncer de mama se tratan de la misma manera y el objetivo del tratamiento va a depender del estadio al diagnóstico de la enfermedad. La cirugía y la radioterapia son más válidas en estadios tempranos; y en algunos casos deben ir seguidas del uso de quimioterapia, como así también de una de las terapias dirigidas más importantes como es el tratamiento hormonal y los tratamientos antiHer2. Mientras que en estadios avanzados de la enfermedad, el uso de quimioterapia o de tratamiento hormonal son sin lugar a dudas el pilar fundamental del tratamiento”, sostuvo el doctor Alexis Ostinelli (MN 152625), oncólogo del staff del IAF.
Cáncer de colon
Estos tumores también son más frecuentes con el avance del reloj biológico, aunque hay algunas alertas previas a considerar. “La edad es uno de los factores de riesgo más importantes, pero no modificable. Es muy clara la relación de incidencia, con incremento del riesgo a partir de los 50 años. De todos modos es importante mencionar el aumento de la incidencia en la población joven”, explicó el oncólogo clínico Federico Esteso (MN 108803), subjefe de Tumores Digestivos del Instituto Alexander Fleming.
En cuanto a los factores de riesgo para personas jóvenes (menores de 50 años) y muy jóvenes (menores de 40), muchos son no modificables como el sexo (más riesgo en varones), raza, enfermedad inflamatoria intestinal y la historia familiar de cáncer colorrectal.
La oncóloga clínica María Romina Luca (MN 141112), miembro del staff de Tumores Gastrointestinales del IAF, detalló que los síntomas más frecuentes “suelen ser el cambio en el hábito evacuatorio (ya sea diarrea, estreñimiento o sensación de no poder evacuar), el sangrado rectal con sangre roja brillante o sangre en las heces (heces de color marrón oscuro o negro) y en algunos casos, también puede asociarse a debilidad, fatiga y pérdida de peso involuntaria”. La experta advierte, además, que estos síntomas son independientes de la edad y muchas de las veces “suelen ser subestimados en pacientes jóvenes”.
Si bien existe cierta controversia sobre la edad de inicio de los controles del cáncer de colon, en la Argentina es estipula comenzarlos a partir de los 50 años en pacientes asintomáticos y sin factores de riesgo. El oncólogo clínico Juan Manuel O’Connor (MN 102684), jefe del área de Tumores Gastrointestinales del IAF, destacó que así fue establecido en las Guías de Consenso sobre prevención y Screening del Instituto Nacional del Cáncer, a través de un consenso realizado en 2022 para el control de esta enfermedad.
“Como estrategias de screening o tamizaje (dirigido a población sana) tenemos a la videocolonoscopía (VCC). Además del diagnóstico, en caso de encontrar pólipos se hace la extracción de los mismos para su análisis, por lo que tiene un carácter terapéutico. Otra forma estratégica recomendada a nivel nacional es la realización de la prueba de sangre oculta en materia fecal (TSOMFi)”, agregó la doctora Luca.
El tratamiento a desarrollar depende del estadio del tumor hallado, explica Esteso, ya que por ejemplo se puede definir una resección endoscópica en estadios muy precoces, la cirugía en estadios localizados y también la quimioterapia como complemento de la cirugía o como tratamiento único. “Otros tratamientos sistémicos son la inmunoterapia y los tratamientos dirigidos a blancos moleculares. A esto se suma la radioterapia para tumores localizados o con lesiones localizadas en casos especiales. La combinación de estrategias enfatiza la necesidad del manejo con equipos interdisciplinarios en centros especializados”.
Cáncer de pulmón
Las señales que puede dar el cáncer de pulmón son tos, tos con sangre, cansancio, pérdida de peso, falta de aire o dolor asociado a metástasis (óseas o síntomas neurológicos asociados a metástasis cerebrales). Sin embargo, estas advertencias no son tempranas: este tipo de tumores no suele presentar síntomas hasta que se encuentra en estadios no operables o con metástasis.
“No hay diferencia en la presentación según la edad. En pacientes de 70 años o más, cuando son más frecuentes los casos, se asocia fuertemente al tabaquismo y estos pacientes suelen por ejemplo presentar tos crónica o falta de aire por lo que es difícil registrar cambios en los síntomas”, explicó el doctor Claudio Martin (MN 82958), jefe de Oncología Torácica del Instituto Alexander Fleming.
Sin embargo, cuando esta enfermedad se da en pacientes más jóvenes, “se suele asociar a cambios genéticos con más frecuencia que en pacientes de más edad, y tienen más chance se ser tratados con terapias de precisión”, sumó el experto del IAF, un centro de salud de referencia ya que participó en el registro mundial más grande de cáncer de pulmón en menores de 40 años.
“En la actualidad se recomienda la tomografía en pacientes que han sido muy fumadores y que tienen entre 55 y 75 años de edad. Es en este grupo donde este estudio ha evidenciado reducir las muertes por cáncer de pulmón”, sumó Martin.
No fumar o dejar de hacerlo es la principal pauta de prevención y aplica para todos los momentos de la vida. Otro aspecto importante, suma el experto, sería observar si existen en el domicilio concentraciones de radón por encima de lo normal para mejorar la ventilación del hogar o realizar modificaciones que reduzcan su presencia. Se trata de un gas inerte derivado del uranio de la corteza terrestre y que es la segunda causa de cáncer de pulmón luego del tabaquismo.
En el IAF se desarrolla un Programa de Detección Precoz de Cáncer de Pulmón en pacientes sanos o con mayor riesgo de padecerla. “Consiste en una consulta médica con un especialista más un screening realizado con Tomografías Computadas de Baja Dosis de Tórax (TCBD) que nos permite detectar cualquier anomalía antes de que aparezcan los síntomas”, explicó José Luis Morero (MN 52120), especialista en Neumonología y jefe de la sección Neumonología de la institución y coordinador de esta estrategia de tamizaje.
“Paralelamente hemos desarrollado un programa personalizado para ayudar a los pacientes a dejar de fumar. Consta de una consulta médica especializada de evaluación de la dependencia al tabaco más un examen, prescripción de un tratamiento individualizado y/o grupal en función de los resultados de la evaluación clínica y los análisis y seguimiento clínico cada 15 días hasta completar 3 a 6 meses de tratamiento” amplió el doctor Fernando Bartolomé Verra (MN 67524) especialista en cesación tabáquica del IAF.
En cuanto al tratamiento, cuando la enfermedad es operable se realiza la cirugía que puede combinarse con radioterapia como tratamiento local. “Cuando el cáncer de pulmón ha dado metástasis los avances han sido de magnitud en los últimos años, permitiendo en muchos casos que la enfermedad se cronifique”, destacó Claudio Martin y señaló dos líneas de tratamiento: las terapias de precisión (que permiten detectar una alteración genética en el 40% de los pacientes, atacarla y controlar el tumor) y la inmunoterapia (hace que las propias defensas del organismo ataquen las células tumorales y puede combinarse con la quimioterapia).
Cáncer de próstata
La próstata es una glándula pequeña con forma de nuez que produce el líquido seminal que nutre y transporta el esperma. El cáncer de próstata es uno de los tipos más comunes de cáncer en lo hombres. Regularmente esta enfermedad crece de forma lenta y puede necesitar únicamente un tratamiento mínimo para su eliminación, lo que no descarta que haya casos graves del padecimiento.
En cuento al diagnostico, controvertido hacer análisis en hombres saludables sin síntomas para detectar el cáncer de próstata. La mayoría de las organizaciones médicas animan a los hombres de 50 a 59 años a hablar con su médico sobre las ventajas y las desventajas de los exámenes de detección para cáncer de próstata. Los exámenes para detección del cáncer de próstata podrían incluir el tacto rectal o un análisis de antígeno prostático específico.
El cáncer de próstata regularmente no presenta síntomas en sus primeros estadios, lo hace hasta que la enfermedad se encuentra avanzada. Entre los signos que se hacen presentes están los problemas para orinar, disminución en la fuerza del flujo de la orina, sangre en la orina, sangre en el semen, dolor de huesos, pérdida de peso sin intentarlo y disfunción eréctil. Se puede prevenir y reducir el riesgo de padecer cáncer de próstata principalmente con el cambio del hábitos tales como comer una variedad de frutas, verduras, y cereales integrales y hacer ejercicio ya que ayuda a mantener el peso y mejora el estado de ánimo.
Cáncer de cuello uterino
El cáncer de cuello uterino es un tipo de cáncer que se produce en las células del cuello uterino, la parte inferior del útero que se conecta a la vagina. Varias cepas del virus del papiloma humano (VPH), una infección de transmisión sexual, juegan un papel importante en la causa de la mayoría de tipos de cáncer de cuello uterino.
En un estadio temprano generalmente no produce signos ni síntomas. Los signos y síntomas más avanzado incluyen: sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, entre períodos o después de la menopausia, flujo vaginal acuoso y con sangre que puede ser abundante y tener un olor fétido, dolor pélvico o dolor durante las relaciones sexuales.
En cuanto al diagnostico, si se sospecha de cáncer de cuello uterino, es probable que el médico comience con un examen completo del cuello uterino. Se utiliza un instrumento especial de aumento (colposcopio) para verificar si hay células anormales. Durante el examen colposcópico, es probable que el médico tome una muestra de células del cuello uterino (biopsia) para realizar pruebas de laboratorio.
El tratamiento depende de varios factores, como el estadio del cáncer, otros problemas de salud que puedas tener y tus preferencias. Puede usarse la cirugía, la radiación, la quimioterapia o una combinación de las tres.