Las calles del histórico poblado de Portobelo, en la provincia de Colón en Panamá, vuelven a llenarse de cientos de visitantes que acuden a rendirle tributo al Cristo Negro, como cariñosamente llaman a Jesús Nazareno.
Por: Explorando con Ángel Fernandez
Los fieles devotos llevan velas, rosarios y pequeñas prendas bañadas en oro para ofrecerlas como agradecimiento al Cristo por todos los favores recibido durante el año.
El culto al Cristo Negro de Portobelo convierte a este pequeño pueblo de la costa norte de Panamá en el epicentro de la fe cristiana cada 21 de octubre.
A lo largo de la carretera que conduce a este poblado, se puede ver cientos de peregrinos que con túnicas moradas y cargando cruces hacen el trayecto a pie desde la capital para pagar el favor que este santo, considerado uno de los más milagrosos.
Ese mismo día miles de personas acuden a ofrecer sus respetos. Muchos de forma dramática se arrastran o van de rodillas hasta la Iglesia de San Felipe donde reposa la imagen de este Cristo redentor.
Es considerado el “santo del pueblo” ya que es la gente humilde la que va a pedir que se les conceda el milagro de la salud para ellos o para seres queridos, así como el favor de sacar de la “mala vida” a padres, hijos y compañeros. También se pide trabajo, buena fortuna y amor.
Su mística está rodeada de historias, relatos y leyendas que lo han convertido en todo un símbolo de la cultura como lo ha reflejado la obra de varios artistas, entre ellos el “Sonero Mayor”, Ismael Rivera a quien el Nazareno ayudó a salir de las drogas y por lo que fue inmortalizado en la canción que lleva su nombre y dice en el coro “el Nazareno me dijo que cuidará a mis amigos”.
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