La violenta erupción del volcán de Tonga, que provocó el sábado un tsunami en el océano Pacífico, es la más ruidosa desde la explosión del mítico volcán indonesio Krakatoa, en 1883 y que afectó a la temperatura del planeta, según expertos vulcanólogos neozelandeses.
El estallido del Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, un volcán submarino asentado en aguas de Tonga, provocó ondas atmosféricas que fueron registradas alrededor de la Tierra y que aún “continúan dando la vuelta al mundo”, apunta en un comunicado el instituto geológico GNS Science.
“Se pudo escuchar desde Nueva Zelanda, con dirección sur, hasta Alaska, con dirección norte”, apunta el experto Steve Sherburn, al subrayar que la columna de humo y ceniza llegó hasta los 30 kilómetros de altura según datos preliminares.
Sherburn explica que esto es debido a las ondas de “baja frecuencia” provocada por la erupción y que pueden viajar a “miles de kilómetros de distancia desde la fuente” la explosión del volcán tongano sería catalogada como la “más escuchada” del mundo.
El estallido del Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, que hizo prácticamente desaparecer las dos islas que lo flanqueaban, generó un tsunami que impactó en varias naciones bañadas por el océano Pacífico, con olas de hasta 15 metros en Tonga, tan distantes como Estados Unidos, Chile, Japón y Australia, entre otras.
Un fenómeno natural provocado por un volcán de tal fuerza que no se registraba desde la erupción del volcán Krakatoa, entre las islas indonesia de Sumatra y Java, cuya explosión en 1883 causó un tsunami con olas de hasta 40 metros e hizo que la temperatura mundial bajara 1,2 grados.
Estudios científicos señalan previamente que la erupción del Krakatoa generó el sonido más fuerte jamás registrado y una columna de ceniza que alcanzó los 80 kilómetros de altura.
Seis días después del desastre, Tonga comienza a salir del aislamiento en el que lo sumió la erupción, que rompió los cables de comunicación con la nación insular, y comienzan a llegar los primeros envíos de ayuda humanitaria.
La Cruz Roja estima que unas 80.000 personas, del total de los 105.00 habitantes del país, han sido afectados por estas catástrofe, donde la distribución de agua es una prioridad ante la contaminación de los acuíferos.
Fuente: EFE