Autor : Eduard Caraballo @eduardcaraball0
Jerónimo de Estridón en su Vulgata Canonica de más de tres lustro en ser elaborada, dejó en su traducción algo bien claro: Que Eva fue victima de la Serpiente para inducir a Adán a comer de la manzana prohibida, y así crearse lo que el libro de Genesis llama el Pecado Original en las culturas Cristianas, Judías Y Musulmanas, o dicho de otra forma Judeocristianas; obra que se realizó mediante las órdenes del papa Damasco I en el siglo IV después de Cristo.
La inocencia veces es un estado de desconocimiento que puede ser quebrantada de manera abrupta e inmisericorde por influencias externas que nada tienen que ver con la propia intención del influenciado, y es allí donde nace lo podemos llamar seduccion, lo que de manera originaria y de forma estimologica se dice de “Guiar, conducir”; que sería el primer significado de la palabra Seducir.
Se tiene registro de que la evolución humana tiene más de cinco millones de años, y aún seguimos en constante evolución; Hasta la fecha de hoy, los seres humanos somos muy susceptibles a los humores y emociones de quienes nos rodean, lo que nos induce a adoptar toda suerte de conductas: imitar inconscientemente a los otros, desear lo que tienen, dejarnos llevar por virulentas sensaciones de cólera o indignación. Creemos actuar movidos por voluntad propia, sin saber que nuestra susceptibilidad a las emociones de los demás miembros del grupo influye en alto grado en lo que hacemos y en el modo en que reaccionamos.
Con respecto a la seducción, del cual se puede escribir mucho, hay dos ideas fundamentales. La primera, que se puede aprender a seducir. La segunda y no menos importante, es que es una habilidad muy trascendente no solo para conquistar a alguien, sino también para lograr cualquier objetivo en la vida: personal o general.
La seducción más allá de ser una técnica, es un Arte que se aprende con el paso de los años y se desarrolla con muchas habilidades, es un método de defensa; pero que también de manera natural los seres humanos traemos desde el momento de la concepción, y es que a veces estamos equivocado con la idea de pensar que ser un seductor es un atributo exclusivo de personas que han sido seleccionado por la naturaleza, pues estás equivocado, todos tenemos un don de seducción, sólo es que a veces no sabemos explotar y desarrollar ese arte de seducir a los demás; y es que esa habilidad nos ayuda a manejar y sortear muchas dificultades en la vida, pero también viene consigo por el instinto de conservación, como amargama de atributos naturales.
Aunque es preciso destacar, que el tener una buena apariencia física es importante a la hora de seducir, pero es más relevante aun los dotes intelectuales y académicos a la hora de influir, ya que los estudios en la materia han arrojado resultados que estos últimos son más ilustrativos cuando se trata de cautivar la atención de una o más personas, e impregnar en ella con estilo y elegancia el buen arte de la seducción; sin dejar atrás tus mejores aspectos humorísticos para llegar dónde quieres, y crear mayonetas a merced de tus antojos.
Tanto hombres como mujeres han tenido la capacidad de poder cambiar el rumbo de la historia, por el solo hecho de haber seducido a sus víctimas y así conseguir aquellos planes que en alguno de los casos han sido en buena voluntad y en beneficio de todos (general), y en otros casos sólo puro capricho de aquel que lleva a cabo la seducción (personal). Unos han desarrollado su habilidad de seducir a través del estudio, la preparación académica y el manejo de los ademanes corporales y las gesticulaciones, pero otro de manera natural han traído consigo el arte de seducir y conseguir en la vida lo que se les antojes, no solo tener sexo al estilo del Marqués De Sade o lograr con los escritos de Ovidio, enamorar, sino también para arrastrar a su víctima a que hagan cosas que de manera natural nunca lo hubiesen hecho, ya sea en el aspecto político, económico y laboral; sino también en cualquier otro aspecto de la vida en donde en tus ideas nunca estuvo el de hacer o no hacer lo que tú no quisiste.
El célebre autor del libro: Las Leyes De La Naturaleza Humana, Las 48 Leyes Del Poder, Master, Las 33 Estratégica De La Guerra y otros tantos más de interesantísimas investigaciones, también es autor de uno de los libros que más me ha impactado en el mundo de la lectura, su nombre es El Arte De La Seducción del maestro Robert Green.
Pues en resumen de este libro, allí se describen las habilidades más estratégicas a la hora de conseguir un propósito, no solamente de grandes hombres que figuran en los libros de historia y que aún hoy en día recordamos, sino también de grandes mujeres que dejaron plasmada su manera de actuar y de pensar para conseguir su deliberado propósito. Pues el arte de la seducción no es exclusivo para grandes reyes, duques o monarcas; o algún rey persa, nórdico, griego, egipcio, romano, otomano, chino o de ninguna otra gran civilización, sino que también existieron simples mortales de los extractos sociales más humildes y ordinarios, que lograron dejar su impronta y su estilo de seducir en los anales de la historia; que por antonomasia no es pecado decir que: Alejandro Magno, Cleopatra, Don Juan, Marilyn Morroe, Marco Aurelio, Porfirios Bello Rosa, Giacomo Casanova, por solo mencionar algunos, fueron sinónimos de la palabra Seducción.
Para el gran traductor freudiano Jean Laplanche, esto era la idea del fenómeno de seducción:“nada se inscribe en el inconciente humano si no media la relación de por lo menos dos acontecimientos, separados uno del otro por un momento de mutación que permite al sujeto reaccionar diversamente al recuerdo de la primera experiencia, de la reacción que tuvo en la experiencia misma”. (Laplanche, 1989: 115).
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos ido seducidos, y hemos hecho el papel de seductores; A leer estas líneas de seguro qué has pensado en el momento en el que fuiste seducido y en el que serviste de instrumento para hacer cambiar de opinión, y creaste comportamientos en personas que fueron un puro deseo que tu propia voluntad. Todos hemos pecado tanto de una, como de otra; y a veces ha sido tarde cuando nos hemos dado cuenta de ser víctimas de un gran asalto a la conciencia, aveces nos arrepentimos y otras veces no, de haber creado una impresión en alguien que no quiso en un principio hacerlo, mas sin embargo: fue Victima de tus Encantos.
