La decisión del presidente Luis Abinader, de eliminar el decreto que autoriza la construcción del Aeropuerto Internacional de Bávaro (AIB) responde a todo menos a los intereses y desarrollo de un pueblo, que lo que aspira es a su propio crecimiento.
El impacto de esta mega obra seguro fue el detonante de esta decisión de eliminar de un «fuetazo» ese decreto, ya que al monopolio no le interesa sino más que su única y egoísta prosperidad.
El mesero de un restaurante, la recepcionista de un hotel, el instalador de lámparas, el pequeño y mediano comerciante, ese que lucha día a día por llevar el pan a su casa, tenía puestas las esperanzas en ese proyecto llamado Aeropuerto Internacional de Bávaro.
Pero también esos pasajeros que tienen el derecho de elegir con quien, por donde pueden viajar gracias a la libre competencia que hasta ahora se ve amenazada en la República Dominicana.
Pero no todo está perdido, pues es el Tribunal Constitucional quien tiene la última palabra en esto. Cabe destacar que solo el tribunal constitucional puede bajo sentencia eliminar definitivamente ese decreto, no el Presidente Luis Abinader.
Bávaro es un distrito municipal en crecimiento y desarrollo y no merece estar sometido a la pobreza, desempleo y falta de desarrollo.
El desarrollo de la zona va porque va y va para ese pequeño trabajador incansable, que con el dinamismo que podría generar el AIB, puede obtener un empleo formal que permita satisfacer las necesidades de él y su entorno.
Pero quien gana en todo? Aquellos quienes ha tenido el monopolio por años, y que por decadas solo han prosperado ellos.
Quien gana en todo esto son quienes han tenido el monopolio por años, pero si ese proyecto no prospera, quien pierde es todo un pueblo que quiere y confia en el desarrollo para sus comunidades.