Por: Enrique Loaiza (@enrique.loa)
¿Quién conoce de la piedad? ¿Quién ha colocado en marcha la buena justicia? ¿Quién sabe sobre la misericordia? Entendemos, ¿Qué esto produce bien y no mal? Las personas que habitamos en este plano terrenal, debemos seguir siendo buenos ejemplos para una población que está creciendo, y que lamentablemente, observan en las redes sociales, manifestaciones de guerras, constantes daños y mucha maldad, que son originados por personas ociosas y llenas de mucha iniquidad. Por eso, es importante perseverar en el camino de la piedad.
La piedad, es lo que quiere y necesita Dios de nosotros, donde a través de nuestra convivencia en la familia, en el hogar, con los vecinos, la comunidad, en la iglesia, en el trabajo y meramente en la sociedad. Podamos iluminar a otros, por medio de esta cualidad tan relevante, que resulta grandiosa y provechosa para todos los habitantes que buscan vivir en santidad.
Pues, la santidad es llevar a una vida limpia de toda maldad. Sin producir de mala manera impulsos físicos del cuerpo mediante la mente y el corazón, que agravien al prójimo sin ninguna razón. Porque, son dos órganos que requieren frecuentemente sanación y depuración de todo contaminante que recibe la vista y que busca filtrarse en esos dos tesoros valiosos, que nos ha dado Dios.
Sin embargo, la piedad es un emblema especial del amor, y ambos son poderosos para eliminar todo opresión de cualquier transgresor. Por tanto, recordamos las palabras de Jesús: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia de Dios” Mateo 5:7.
En efecto, vivir compartiendo amor a los demás, es compadecerse de cualquier error u ofensa que nuestro prójimo nos pueda demandar. Y, aprendiéndolo a perdonar, se construye incansablemente la piedad. Ya que, a lo único que el diablo le tiene miedo, es al amor que produce piedad. De esa manera, Dios tendrá con nosotros mucha compasión.
De hecho, Dios es rico en misericordia y piedad con cada uno de nosotros, como siempre lo ha hecho. Pero, algunos resultan ser desagradecidos con él, actuando de otra manera sin piedad con los demás, y tampoco se esmeran por buscarla tener. Con todo y eso, Jesús dijo: “…si entendieran que quiero decir, con misericordia quiero y no sacrificio, no condenarían a los inocentes” Mateo 12:7.
Puesto que, muchas personas en aquellos tiempos primitivos preferían cumplir con una ley; en vez, ayudar al necesitado; ya que, existía desapego al amor y a la piedad. Pero, abundante religión al pecado. En resumen, sigamos haciendo el bien a todo aquel; pues, en ese trabajo tendremos grandes recompensas, que ni siquiera pudiéramos imaginar, que es.
