Por: Enrique Loaiza (@enrique.loa)
La duda como un fenómeno de la carne, se manifiesta fuertemente en los campos de la decisión y la acción, que afecta únicamente a la creencia a la fe sobre la validez en el conocimiento de Cristo Jesús.
De hecho, Dios nos enseña a traves de la escrituras, que si dudamos mientras pedimos, no recibiremos nada de Él. “Porque, el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Y, no piense, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, por ser inestable”. Según Santiago 1:6 – 8.
Puesto que, todo pensamiento dudoso se antepone a una verdad convencionalmente aceptada, y eso implica inseguridad en la validez de esa decisión.
La duda supone un estado de incertidumbre, herramienta utilizada por satanás; ya que, donde hay dudas no hay certezas y sólo Cristo Jesús, es quién nos da la certeza de las cosas para tomar las decisiones correctas.
Si una persona duda sobre algo, no está seguro de la validez de esa cuestión, es necesario que recurra nuevamente al Señor. La duda, es un límite a la confianza; y donde hay dudas, no existe la creencia en la verdad de un conocimiento puro y perfecto, que se llama Cristo Jesús.
Ahora bien, cuando Jesús se encontraba con sus discípulos después del milagro de los panes y los peces. Enseguida hizo entrar los discípulos en la barca para ir a la otra ribera, mientras Él despedía a la multitud.
Luego, subió al monte a orar solo y cuando llegó la noche. Observó que la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era fuerte y contrario.
De modo que, Jesús fue a ellos, caminando sobre el mar, y ellos se turbaron, diciendo:
¡Un fantasma! y dieron muchas voces de miedo. Pero, en seguida Jesús les habló: Tengan ánimo; Yo soy, ¡No tengan miedo!
Sin embargo, le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero, luego al Pedro ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzó a hundirse. Según Mateo 14:19 – 30.
Aunado a eso, Pedro como discípulo de Jesús, se dejó invadir por la duda a causa de los vientos tormentosos que se manifestaron a la vista de sus ojos. Considerando que, había recibido directamente la aceptación de una decisión por el mismo Señor. Y, protegerlo de cualquier interrupción. Por eso, Jesús extendiendo su mano hacia él, le dijo: ¡hombre de poca fe! ¿Por qué, dudaste? Según Mateo 14:31.
Dicho efecto, sucede hoy en día, entre las personas que son invadidos por el fenómeno de la duda, a la hora de tomar una decisión. Pues, si la misma es aprobada y aceptada por el mismo Señor, no podemos colocar esa oportunidad en tela de juicio; porque, sino será rechazada en el momento por la debilidad que se presentó en la fe.
Así que, comencemos por alimentarnos con lo bueno, que venga con mucha sazón para la gloria de Dios. Y, de ese modo evitaremos lamentar tantas equivocaciones a causa de la emoción.
