Por: Enrique Loaiza (@enrique.loa)
La preocupación es ocasionada por una situación difícil. Todas las personas tenemos un cierto grado de este fenómeno que produce estrés, ya que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos por una excesiva presión o tensión mental emocional.
Aunque, la preocupación no se menciona literalmente en las escrituras, ellas nos enseñan de forma metafórica que tales cosas como la depresión, el estrés y la ansiedad, son síntomas que a menudo se asocian con la vida cotidiana y buscan destruir la paz de las personas, siendo compuesto por un círculo maléfico.
Por tanto, en la biblia se pueden hallar respuestas claras sobre cómo debemos manejar este tipo de situación.
Cristo nos enseña, diciéndonos “no se turbe su corazón; creed en Dios, y también en mí”. Juan 14:1
Es una manera de comprender que, no debemos preocuparnos por nada, sino más bien antes colocar nuestras situaciones o problemas delante del Señor, para que él pueda librarnos de ellas.
Cuando pensamos en una situación incierta o desagradable, como no poder pagar la renta, no sentirse seguro en una relación de pareja, no tener para comprar alimentos o ropa para usted y la familia, no conseguir un empleo y no tener el dinero suficiente para cubrir otras necesidades que demanda una sociedad enferma por adquirir patrones cargados de vanidad u otros más.
Todos esos efectos son cargas que pesan en el día a día, y sólo Cristo de ellas te puede librar.
Pues, “echando toda su ansiedad sobre él, porque Él tiene cuidado de nosotros”. 1 Pedro 5:7
Todo el mundo sufre de estrés provocado por la preocupación en algún momento. La forma natural como lidiamos con el estrés depende en gran parte de lo que somos. Para algunos, la preocupación provoca enfermedades físicas cuando se llevan a un punto excesivo de la vida.
Por eso, decía el salmista en un momento crítico de preocupación “cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, tus consuelos deleitan mi alma”. Salmo 94:19
Entonces, debemos tener la certeza que Dios nos quiere ayudar a salir de cualquier situación que podamos estar presentado. Porque, Él es nuestro ayudador y siempre cuida de aquellos que los buscan con un corazón espíritu y verdad.
La voluntad de Dios, se cumple en las personas a través de los anhelos que contenga su corazón. Él desea que tengamos siempre un corazón limpio, lleno de mucha pureza. Que no sea contaminado con nada que provenga de la tierra. De esa manera, su gozo será cumplido.
Cristo nos enseña diciéndonos los siguiente “Estas cosas les he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendrán tribulación; pero confiar, porque yo he vencido al mundo”. Juan 16:33
Por tanto, mis amados eviten pensar tanto en las cosas que requieran necesidad. Basta con solo pensarlas y colocarlas de rodilla delante del Señor, para que sus peticiones sean resueltas por la gracia de Dios. Amén.
