Los 133 cardenales electores del próximo cónclave están en Roma para elegir al sucesor del papa Francisco y definir el futuro de la iglesia de 1.400 millones de católicos.
Los llamados «príncipes de la iglesia» se encerrarán a partir del miércoles en la Capilla Sixtina hasta elegir al nuevo pontífice en una votación incierta y sin claros favoritos.
Progresista, conservador, dogmático… ¿Cómo será el próximo papa? Hay consenso en que no será un revolucionario como el argentino Jorge Bergoglio, que planteó un pontificado de reformas, enfocado en los pobres y en las periferias del mundo, que enfrentó resistencias dentro de la Iglesia.
«Un pastor cercano a la vida real de la gente«, indicó la minuta de la reunión de los cardenales de este lunes. «Debe estar presente, ser cercano, capaz de ser puente y guía, de favorecer el acceso a la comunión de una humanidad desorientada y marcada por la crisis del orden mundial«.

Será el más internacional de la historia. Francisco creó la mayoría de los cardenalatos que votan ahora a su sucesor, muchos vienen de la «periferia» del mundo, lejos de Europa e históricamente marginados por la iglesia en Roma.
«Lo que hago es mirar, escuchar, ver gente que viene de Mongolia, que trabaja en la Curia, que está con los más pobres en América Latina, en África, es muy bonito«, dijo a periodistas el cardenal chileno Fernando Chomalí.
«Más como Francisco»
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó el lunes que todos los electores estaban en Italia para votar bajo llave en la Capilla Sixtina desde el miércoles en la tarde, hasta que un candidato tenga una mayoría de dos tercios.
Mientras, decenas de miles de personas estarán en la plaza San Pedro y millones por televisión mantendrán la mirada fija en la pequeña chimenea instalada en el techo del majestuoso edificio a la espera de noticias.
Humo negro, sin consenso, habrá otra votación; humo blanco, «Habemus papam».
El Vaticano finiquita los detalles de esta elección, que se remonta a la Edad Media. El lunes instaló las cortinas de terciopelo rojo en el balcón central de la basílica de San Pedro, que se abrirán para la primera aparición del nuevo papa.
María de los Ángeles Pérez, turista mexicana en Roma de 49 años, esperaba del nuevo papa que ayudará «a los más pobres, a los más necesitados«, mientras que Aurelius Lie, alemán de 36 años, pedía no «se deje influenciar por líderes como (Giorgia) Meloni o (Donald) Trump«. «Más como Francisco«.
Una «fuente de unidad» tras «años de desestabilización y ambigüedad«, dijo por su parte el sacerdote canadiense Justin Pulikunnel.
«Politiqueo»
Los cardenales no tendrán contacto con el mundo exterior hasta elegir al nuevo papá: sin teléfonos, Internet, televisión, prensa.
Celebrarán cuatro votaciones diarias, salvo el primer día que solo se hace una. Y las papeletas y actas se queman para anunciar el resultado.
Benedicto XVI fue electo en cuatro votaciones en 2005; Francisco en 2013, en cinco.
Algunos cardenales dicen en los medios que esta votación se extenderá por máximo tres días.
Otros, no obstante, creen que necesitarán más tiempo para negociar, encontrar un punto medio que una a «bergoglistas» y conservadores, y permitir que un nombre obtenga los dos tercios -89 votos- necesarios para elegir al titular del trono de San Pedro.
De los italianos Pietro Parolin y Pierbattista Pizzaballa al maltés Mario Grech, del arzobispo de Marsella Jean-Marc Aveline, al filipino Luis Antonio Tagle, varios nombres emergen como papables, aunque el famoso dicho en Roma dice que «quien entra papa al cónclave sale cardenal«.
«¡Nadie está en campaña, por Dios!», zanjó en su podcast el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York. «Hablamos de las personas que consideramos prometedoras, pero es diferente del politiqueo«.
Fuente: RNN