Punta Cana.- Lo que debería ser una temporada de orgullo y esplendor para el turismo se ha convertido en una auténtica vergüenza. Punta Cana, el destino turístico más importante del Caribe, recibe la Semana Santa con una imagen deplorable y en condiciones que dejan mucho que desear, provocando el asombro e indignación de locales y visitantes.
Pese a que el ministro de Turismo, David Collado, anunció con bombos y platillos en noviembre pasado una inversión de 500 millones de pesos para la mejora de zonas clave como Los Corales y El Cortecito, la realidad, a cuatro meses de iniciado el año, es totalmente distinta a lo prometido que aún está en espera.
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En Punta Cana se habla de millones, pero lo que refleja es abandono. En Los Corales las aguas estancadas inundan la calle del hotel Whala, haciendo imposible el paso a pie y embarazoso el desplazo en vehículo. El área, que debería ser un ejemplo de infraestructura y acogida para los turistas, hoy se ha convertido en una trampa de agua, hoyos y descuido.
La situación también es crítica en la avenida Barceló, específicamente en la rotonda del hotel, donde el deterioro es evidente. A pesar de las múltiples promesas del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), no se ha finiquitado ninguna mejora. El retraso no solo afecta la estética del lugar, sino también la movilidad de quienes transitan por la zona.
No obstante, el deterioro es notable en avenidas principales del destino, e incluso en el propio Boulevard Turístico del Este.
Con miles de turistas llegando para la Semana Santa, Punta Cana enfrenta no solo un reto de imagen, sino una crisis de gestión que afecta seriamente su reputación internacional.