Tras el Jueves Santo, llega el Viernes Santo. Se trata del quinto día de la Semana Santa y en él se recuerda la crucifixion y la muerte de Jesús de Nazaret.
Origen y significado del Viernes Santo
La Pasión comienza con la condena a muerte de Jesús por parte del romano Poncio Pilatos tras proclamarse ‘Rey de los Judíos’ y representa aquellos sufrimientos que soportó en el camino a la cruz en el Monte Calvario.
Según los Evangelios, tras la decisión de Pilato, Jesús fue despojado de sus ropas, golpeado y agredido con piedras. Luego le colocaron una corona de espinas y le hicieron cargar con su propia cruz hasta el Monte Gólgota (Monte Calvario), en las afueras de Jerusalén.
Allí fue crucificado junto a dos ladrones y bajo un cartel que decía: “Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos”. Este es el origen de las siglas y de la expresión INRI. En ese lugar fue donde pronunció las Siete Palabras, es decir, las siete últimas frases pronunciadas durante su crucifixión. Esta es la base de la reflexión profunda que se hace durante la jornada por parte de los fieles.
Liturgia de la Pasión del Señor
En la religión católica no se celebra la eucaristía en Viernes Santo. Se realiza la Liturgia de la Pasión del Señor en la tarde del viernes, a la hora a la que se sitúa la muerte de Jesús en la cruz. La tortura y muerte de Jesucristo centran los acontecimientos de esta fecha, que se conoce como Vía Crucis.
Para recordar el sufrimiento de Jesús de Nazaret, los cristianos reviven las etapas de su muerte, divididas en 14 estaciones. Desde su condena a muerte hasta su entierro. Por cada una de ellas, se reza una oración. El color litúrgico es el rojo, en honor a la sangre derramada por Jesucristo. En la tradición cristiana, como petinencia hay ayuno de carne, aunque puede ser ayuno completo. Los ortodoxos no realizan este ayuno. También es costumbre cubrir las imágenes de Jesús con una tela morada por su ausencia.
Fuente: Agencias