Verón-Punta Cana.- La escena es lamentable y vergonzosa: un perro muerto, tirado en plena avenida Barceló, frente a Agua Alaska, por más de dos días, siendo aplastado repetidamente por los vehículos que transitan por la vía. Un reflejo claro de la ineficiencia y la indiferencia de las autoridades responsables de la limpieza en el Distrito Municipal de Verón-Punta Cana.
En cualquier ciudad bien gestionada, un incidente como este se resolvería de inmediato. Un animal muerto en la vía pública no solo representa un problema de salubridad, sino también una muestra de desorden y falta de sensibilidad. Sin embargo, en este distrito, visitado por millones de turistas cada año, la imagen de un cadáver en plena calle parece no ser motivo de preocupación para quienes deberían garantizar la limpieza y el buen estado del entorno.
El trato a los animales es un tema sensible a nivel mundial, especialmente para muchos de los turistas que visitan la zona, acostumbrados a normativas estrictas sobre bienestar y respeto por la vida animal. Pero en Verón-Punta Cana, ni siquiera hay alguien que se conmueva lo suficiente como para retirar un cuerpo en descomposición.
¿Dónde están los encargados de limpieza? ¿Acaso no transitan por la avenida Barceló? La falta de pudor de las autoridades locales queda en evidencia con esta negligencia. Si algo tan visible y simple de resolver es ignorado, ¿qué podemos esperar en temas de mayor impacto?
Los residentes y visitantes merecen un distrito limpio, organizado y con autoridades que actúen con eficiencia. Mientras tanto, la imagen de un perro muerto en la calle sigue siendo un símbolo del abandono y la indiferencia de quienes deberían velar por un Verón-Punta Cana más digno.
