Desde el Ejecutivo japonés, el tiroteo fue calificado como “imperdonable”. En respuesta a lo sucedido, el actual primer ministro Fumio Kishida, canceló las paradas de campaña en el noreste de Japón para regresar a la sede del PLD en Tokio.
Luego, y en línea con sus antecesores, el primer ministro de Australia (Anthony Albanese), la presidenta de Taiwán (Tsai Ing-wen), el ministro de Relaciones Exteriores de Indonesia (Retno Marsudi) y el primer ministro de la India (Narendra Modi) condenaron lo ocurrido, a la vez que admitieron encontrarse “realmente sorprendidos”.
Por su parte desde el Reino Unido el primer ministro Boris Johnson, quien ayer anunció su renuncia al Partido Conservador, declaró: “Estoy totalmente consternado y entristecido al enterarse del despreciable ataque. Mis pensamientos están con su familia y seres queridos”.
Asimismo, Jacinda Ardern (primer ministra de Nueva Zelanda) reveló: “Abe fue uno de los primeros líderes que conocí cuando me convertí en primer ministro”. “Estaba profundamente comprometido con su papel, pero también era generoso y amable”, describió y agregó: “Mis pensamientos están con su esposa”.
El hecho también tuvo una repercusión casi instantánea en los mercados. El número de órdenes de venta aumentó inmediatamente después del inicio de la transacción de la tarde y el precio de las acciones cayó. El tipo de cambio del yen fluctuó desde el nivel de 136 yenes por dólar a 135 en pocos minutos.
Tras retornar a su oficina en la capital japonesa, Kishida brindó una conferencia prensa. En la misma, remarcó que los motivos del tiroteo no estaban claros, pero describió las próximas elecciones como “la base misma de la democracia” y dijo que el ataque “no puede tolerarse”.
A continuación, calificó el tiroteo como “bárbaro y malicioso” y admitió: “Me gustaría usar las palabras más duras disponibles para condenar este acto”. Si bien hasta entonces no se había tomado ninguna decisión respecto del calendario electoral, pidió a todos los miembros del gabinete que regresaran a Tokio.
Fuente: LA NACION