Irán: cómo las protestas por la muerte de Mahsa Amini muestran cambios profundos en la sociedad del país

Vanessa Acosta
3 Min Read

El estallido de protestas en todo Irán tras la muerte de una mujer kurda de 22 años durante su detención por supuestamente no cumplir con las reglas del hiyab (velo) es el desafío más serio para los líderes del país en muchos años.

Aunque las autoridades alegan que Mahsa Amini murió por complicaciones de salud ajenas a su arresto, su familia y muchos otros iraníes creen que fue asesinada a golpes por la policía religiosa.

Los manifestantes afirman que si no actúan ahora también podrían ser víctimas.

Al menos 30 personas han muerto (algunas organizaciones elevan la cifra a 50) en las protestas, que llegan en un momento en que una buena parte de los iraníes sienten un especial hartazgo.

La corrupción sistemática de la élite política, la creciente pobreza con una inflación de más del 50%, el estancamiento de las conversaciones nucleares y la falta de libertades han sembrado la desesperanza entre la joven y vibrante población de Irán.

Las opciones del gobierno

El sistema establecido está en una posición muy difícil.

La muerte de Mahsa Amini ha perturbado incluso a algunos de los partidarios incondicionales del gobierno.

Muchas figuras públicas, entre ellas algunos clérigos, cuestionan las tácticas violentas que utiliza la policía religiosa (también llamada “de la moral”) contra las mujeres.

En este punto, el gobierno tiene dos opciones.

La primera es cambiar sus estrictas reglas sobre el hiyab, que son parte de la identidad de la república islámica, algo que podría alentar a los manifestantes a continuar las protestas hasta lograr su demanda final de cambio de régimen.

O no cambiar nada y continuar con la represión violenta y el asesinato de manifestantes, lo que puede calmar temporalmente los disturbios pero solo añadirá combustible a su creciente furia.

Muchos de los policías antidisturbios que ahora reprimen las protestas también sufren dificultades económicas y no necesariamente apoyan el sistema.

Si estas protestas continúan, parte de ellos podrían cambiar de bando.

Además, la delicada salud del líder supremo Alí Jamenei, de 83 años, es una realidad presente para muchos iraníes de ambos bandos.

Es una incógnita si el hombre que lo suceda mantendrá el apoyo de los partidarios incondicionales del régimen.

Puede que este no sea el capítulo final, pero es un momento importante.

A medida que se pierden vidas, también están apareciendo cada vez más grietas en un sistema que ya no funciona para muchos iraníes descontentos que quieren una forma de vida diferente.

Fuente: BBC

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