Bávaro,Punta Cana. – El icónico edificio conocido como El Galeón del Pirata, ubicado en la zona del Cortecito, se encuentra en un estado alarmante de deterioro estructural que pone en riesgo inminente tanto a comerciantes como a turistas que visitan diariamente sus instalaciones. Las imágenes obtenidas por Bávaro Digital muestran grietas profundas, columnas fracturadas, varillas oxidadas expuestas y techos con severo desprendimiento del concreto, señales inequívocas de una estructura comprometida por el tiempo, la salinidad del ambiente costero y la falta de mantenimiento adecuado.

En su interior, decenas de gift shops y pequeños locales comerciales operan bajo techos deteriorados y vigas agrietadas, mientras los visitantes transitan por pasillos donde el concreto se desprende visiblemente. Lo más preocupante es que, según los comerciantes, muchos turistas —incluyendo familias y menores de edad— ingresan a diario sin que exista un control de seguridad ni inspecciones visibles por parte de las autoridades competentes.

Un espejo del pasado: la tragedia del Jet Set
Lo ocurrido en El Galeón del Pirata evoca inevitablemente la tragedia vivida hace años en la discoteca Jet Set, cuyo colapso dejó un saldo doloroso de víctimas mortales y heridos. En aquel entonces, las señales de deterioro también fueron ignoradas hasta que el desastre se hizo inevitable. Hoy, el Cortecito parece repetir la historia: un edificio turístico, altamente frecuentado, presenta las mismas advertencias que anteceden una catástrofe.

Las fotografías evidencian fisuras diagonales en columnas —indicativo de daño estructural—, varillas expuestas que ya muestran corrosión avanzada, y un concreto que ha perdido adherencia, dejando a la vista materiales debilitados. Estas condiciones, de no ser atendidas con urgencia, podrían derivar en un colapso parcial o total, especialmente en caso de lluvias intensas, vibraciones o sobrecarga por ocupación.

Riesgo humano y responsabilidad institucional
Más allá de la estructura, el peligro más grave es el humano. Los trabajadores y visitantes que acuden a diario a esta edificación no tienen conocimiento del nivel de riesgo al que se exponen. En caso de un desprendimiento o colapso repentino, las consecuencias serían devastadoras. No se trata solo de un problema estético ni de un tema privado: es una bomba de tiempo en plena zona turística.
Resulta incomprensible que una estructura de esta magnitud, ubicada en una de las zonas más visitadas por extranjeros en todo Bávaro, no haya sido clausurada temporalmente ni sometida a una inspección técnica integral por parte del Ministerio de Obras Públicas, el Cuerpo de Bomberos, el Ayuntamiento de Verón–Punta Cana y el Ministerio de Turismo. Las grietas y filtraciones observadas no son daños superficiales: son señales inequívocas de fatiga estructural y pérdida de capacidad de carga.

Llamado urgente a las autoridades
Ante este panorama, es imperativo que las autoridades municipales y del Ministerio de Turismo actúen de inmediato. No se puede esperar a que ocurra una tragedia para reconocer lo evidente: El Galeón del Pirata necesita una evaluación técnica urgente, un peritaje estructural y, probablemente, una clausura preventiva hasta garantizar que no representa un riesgo para la vida humana.

Los empresarios y comerciantes del lugar merecen protección, pero los turistas merecen algo aún más importante: seguridad. La zona de Bávaro–Cortecito es una de las vitrinas del turismo dominicano, y permitir que una estructura visiblemente deteriorada siga operando envía un mensaje peligroso sobre la gestión del riesgo y el cuidado de quienes visitan el país.
Si este edificio colapsa, no se podrá decir que fue una sorpresa: las señales están ahí, visibles, fotografiadas y denunciadas. Lo que falta ahora no es evidencia, sino acción.
El Galeón del Pirata no debe convertirse en el nuevo Jet Set.






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