A pesar de las estrategias anunciadas por el Gobierno, los casos de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas mantienen la alarma social
En apenas 14 días de septiembre se han registrado al menos seis feminicidios en el país, de acuerdo con los reportes de la organización Vida Sin Violencia. Los crímenes, ocurridos en diferentes provincias, reflejan que las medidas de protección aún no logran detener a los agresores.
El 3 de septiembre, Anaís Mendoza, de 17 años, fue asesinada en un hecho que sus familiares describen como resultado de la obsesión de un hombre de aproximadamente 50 años.
Un día después, el 4 de septiembre, Yenny Echaverría perdió la vida a manos de su expareja, Dioquer Florentino Ogando (conocido como “El Pinto”), de 44 años, en el distrito municipal de Hato del Padre, provincia San Juan. Según versiones de sus parientes, la joven fue interceptada cuando iba a llevar alimentos a su abuela. El agresor la derribó del motor, lo guardó en su vivienda, la golpeó y luego la mató. Posteriormente, Ogando se suicidó ingiriendo una sustancia tóxica.
El 7 de septiembre, Katherine Frías Aquino, de 20 años, fue asesinada a tiros por su expareja, el raso de la Armada de la República Dominicana (ARD) Iván Rafael Sosa, en la comunidad de Villa Penca, Haina.
Ese mismo mes, también fue reportado el feminicidio de Maite Evangelina Gerónimo de la Cruz, de 16 años, quien falleció tras recibir múltiples heridas de arma blanca propinadas por su expareja, de 26 años.
La serie de crímenes continuó el 11 de septiembre con la muerte de Altagracia Mercedes Feliz Reyes, de 33 años, en el municipio de Guerra, Santo Domingo Este. A pesar de que existían órdenes previas de alejamiento y medidas de protección provisional, fue asesinada por su expareja, Smaylen Peralta Almonte.
Estos seis casos, ocurridos en apenas dos semanas, ponen en evidencia que la violencia contra la mujer no da tregua, aun cuando el Gobierno insiste en promover una “ruta para frenar los feminicidios”. La realidad, sin embargo, muestra que las medidas actuales resultan insuficientes para salvaguardar la vida de cientos de mujeres en riesgo.





