Un equipo de científicos europeos ha logrado desentrañar uno de los mayores misterios de la evolución humana, revelando los verdaderos orígenes de la enigmática población de Papúa Nueva Guinea. Gracias a la aplicación de inteligencia artificial y modelos computacionales avanzados, la investigación confirma la conexión genética de los papúes con las grandes migraciones asiáticas, refutando la antigua teoría de una «Primera Salida de África» independiente.
Durante años, la singularidad física de los habitantes de Papúa Nueva Guinea llevó a algunos investigadores a postular que sus ancestros habían seguido una ruta migratoria costera distinta, llegando a Oceanía mucho antes que otros grupos humanos. Sin embargo, estudios genéticos previos no habían logrado confirmar esta hipótesis.
La clave para resolver este rompecabezas radica en la innovadora metodología utilizada en el estudio. Mediante la Tasa Relativa de Coalescencia Cruzada y métodos de simulación estadística con aprendizaje profundo, los investigadores pudieron analizar vastos volúmenes de información genética. «Las contribuciones de una migración ‘Primera Salida de África’ podrían no ser necesarias para explicar sus orígenes», señalaron los científicos, destacando cómo la IA permitió comparar el ADN papú con el de poblaciones asiáticas y oceánicas, encontrando coincidencias que apuntan a una única migración global desde África que englobó a todos los pueblos no africanos.
El estudio atribuye las distintivas características genéticas de la población papú a un largo historial de aislamiento y un crecimiento demográfico lento. Estos factores, sumados a un «cuello de botella poblacional» significativo después de su llegada a Nueva Guinea, acentuaron sus diferencias genéticas en comparación con otras regiones donde la agricultura impulsó expansiones demográficas. Además, la investigación reafirma la alta proporción de ADN denisovano en los papúes, sugiriendo que esta herencia proviene de antiguos encuentros en la región.
Este descubrimiento tiene profundas implicaciones para la comprensión de la diversidad humana y el poder de las herramientas genómicas avanzadas. Según Mayukh Mondal, líder del equipo, «Quizás las adaptaciones a climas tropicales hacen que se parezcan más a los grupos subsaharianos, aunque su genética los vincula claramente con otras poblaciones asiáticas». La investigación no solo resuelve un antiguo enigma, sino que subraya el rol fundamental de la inteligencia artificial en la redefinición del conocimiento sobre la historia humana y la complejidad de nuestros orígenes.
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