Macao, Bávaro.- Lo que durante años ha sido una actividad turística emblemática en la zona de Macao, en Bávaro, al mismo tiempo se ha visto empañada por una situación alarmante y peligrosa: la presencia constante de niños pedigüeños en las rutas de El Salado por donde transitan los buggies. La problemática, aunque no es nueva, ha cobrado especial atención tras un reciente y trágico incidente que ha conmocionado a la comunidad.
En un video ampliamente difundido en redes sociales y claramente impublicable, se observa cómo uno de estos menores, en su intento por acercarse a uno de los vehículos para pedir dinero o regalos, fue arrollado brutalmente por uno de estos vehículos todoterreno. El pequeño fue arrastrado por varios metros, sufriendo múltiples traumas, incluyendo un severo golpe en la cabeza que, según se aprecia en las imágenes, le dejó lesiones visibles y graves.
Este suceso no es un caso aislado, sino el reflejo de una crisis más profunda: la desprotección de menores que deambulan entre los turistas y vehículos, muchas veces sin supervisión adulta ni resguardo institucional. Bávaro Digital ha recibido múltiples denuncias por parte de ciudadanos y operadores turísticos que alertan no solo del peligro físico para los niños, sino también del comportamiento insistente y, en ocasiones, hostil con el que abordan a los visitantes.

Según testimonios recogidos por este medio, la mayoría de estos menores son de origen haitiano, y lamentablemente, muchos no cuentan con acceso a educación, servicios sociales ni acompañamiento adecuado. Esta situación los expone a prácticas riesgosas y refuerza estigmas que pueden agravar la discriminación hacia comunidades vulnerables.
La omisión de las autoridades
A pesar de la gravedad del asunto, las autoridades locales y de protección infantil parecen mantenerse al margen. No hay presencia visible de personal del CONANI, ni patrullaje preventivo en las zonas más afectadas. La falta de respuesta institucional contribuye a que la problemática se mantenga e incluso se agrave, tanto para los menores como para los propios turistas y conductores, quienes se enfrentan a escenarios peligrosos en plena vía.
Este es un llamado urgente a las autoridades municipales, a las instituciones de protección infantil y a las organizaciones comunitarias para que intervengan de manera inmediata. Se necesita una solución integral que incluya asistencia social, educación, vigilancia efectiva y programas de integración para estos niños, que no eligieron la calle como escenario de su infancia, sino que fueron empujados por la marginalidad y el abandono.
No se puede seguir normalizando que menores de edad arriesguen sus vidas a diario entre el polvo y el hierro de los buggies. El turismo debe ser un motor de desarrollo, no un espacio de tragedias evitables. La comunidad de Macao, y el país en general, merece un entorno donde todos, especialmente los más vulnerables, estén protegidos y atendidos con dignidad.