Por: Enrique Loaiza (@enrique.loa)
Palabras del Predicador, hijo de David, rey de Jerusalén. Vanidad de vanidades, dijo el predicador todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo el trabajo por el que se afana debajo del sol? Eclesiastés 1:1 – 3
El comienzo de este libro contiene un sentido de culpa que desafía toda descripción; ya que, se interpreta como un soliloquio. Pues, algunos eruditos sostienen que la palabra “Vanidad” de acuerdo con la tradición judía, significa transitorio o pasajero. Es decir, todas las cosas se acabarán.
Sabiendo que, todo lo que es y se hace, independientemente de las riquezas que se obtengan, hermosura, poder, ambición y gloria humana, nunca pueden satisfacer los anhelos del corazón. Porque, lo mantienen alejado de una relación con Dios.
El rey Salomón fue el tercer y último rey del antiguo Reino Unido de Israel, después de su muerte todo el reino de Israel se dividió. La vanidad produce un egocentrismo excesivo en las habilidades propias para ocasionar una atracción causada hacia los demás.
Hasta el punto, de colocar o depositar la confianza a profundidad en las cosas mundanas, que hace la persona no necesite de Dios. Como sucedía en la era de los faraones, reyes, monarcas, emperadores y políticos. Asimismo ocurre en los momentos de gobernación y política, nadie coloca sus confianza en el Señor.
Todos trabajan para su propio beneficio y a fin de, suplir los deseos vanidosos de la vida. Sin embargo, generación va y generación viene; más la tierra siempre permanece.
Puesto que, sale el sol, y se pone el sol, y se apresura en volver a su lugar de donde se levanta. El viento tira hacia al sur y rodea al norte, y a sus giros vuelve el viento de nuevo, los ríos todos van al mar y el mar nunca se llena.
Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. Eclesiastés 1:4 – 8
Es por ello, que, no importa cuán útil puede ser un medio, que una persona use para intentar o lograr alcanzar tales cosas que influyan en su labor en la tierra. Ya que, nunca tendrá una satisfacción absoluta, sino anda en la relación correcta.
Por eso, la vanidad se considera un pecado fundamental y la madre de todos los vicios, pues es originado por algunos fenómenos de la carne. Recordando que, el primer pecado cometido fue un acto por Satanás que se negó a reconocer a Dios como su Señor.
Asimismo, fue la trampa que sedujo a toda la humanidad a través de Adán y Eva. Razón por la cual, la vanidad presenta un centro de seducción que literalmente trae de la raíz las riquezas, el poder y la ambición, por el deseo de tener – tener.
Aunado a eso, Salomón declara que todas las obras que se hacen debajo del sol, son vanidad y aflicción de espíritu. Porque, lo torcido no se puede enderezar y lo incompleto no puede contarse. Eclesiastés 1:14,15
En pocas palabras, si un rey o un gobernante no anda en la dirección correcta con Dios, ni tampoco presta su oído para los consejeros que provengan del Señor, su mandado tendrá división y cesará en una porción. Hasta el punto de acabarse por una mala decisión y dejarse llevar por los anhelos imprudentes que habitan en su corazón, ocasionado extinción.
