Por: Enrique Loaiza (@enrique.loa)
La prevaricación es cuando una persona comete un pecado conociendo la verdad, teniendo autoridad para decidir a favor de la buena justicia.
La injusticia no es saciada perpetuamente en aquellos que se corrompen con las cosas que provienen de la tierra. Porque, Dios es un Dios de Orden y Santo que no se deleita en la injusticia, sino arranca de raíz tal vileza.
En los tiempos del Profeta Ezequiel estando cautivo en la tierra de los caldeos, durante el período 594 a.C. recibió una revelación de parte de Dios. Diciéndole:
“Hijo de Hombre, ¿Qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque?
¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para hacer alguna cosa?
Si cuando estaba entera no servía para nada, ¿Cuánto menos después que el fuego la hubiere consumido y fuera quemada? ¿Servirá más para alguna obra?
Por tanto, así ha dicho Dios el Señor: Cómo la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di fuego para que la consuma, así haré a los moradores de Jerusalén.
Y pondré mi rostro contra ellos, aunque se escapen del fuego, el fuego los consumirá; y sabrán que Yo soy Jehová, cuando coloque mi rostro sobre ellos. Y convierta la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación, dice el Señor. Ezequiel 15: 1 – 8
En el plano terrenal, la prevaricación se toma como un delito que consiste en dictar una decisión arbitraria a sabiendas de su injusticia, donde el actor de esta conducta es penado.
Por eso, la prevaricación se considera un fenómeno de la carne, por ser un acto impuro y poco solemne.
Las personas que son atraídas por la corriente del mundo, son usadas muy frecuentemente por las artimañas de satanás para corresponder rígidamente ante una persona inocente con injusticia, conociendo la veracidad de cualquier hecho que lo culpe.
Puesto que, el anhelo de su corazón está más ligado a la necesidad de saciar su carne, que a mantener la dignidad cumpliendo con la voluntad de Dios a causa de las malas influencias de los demás.
Sin embargo, hay una señal de vida para lo que reciben tal vileza. El Señor nos enseña que: “El impío es enredado en la prevaricación de sus labios; Mas el justo saldrá de la tribulación”. Proverbios 12:13
También se cuenta una anécdota en la edad media, que una persona fue cruelmente acusado y muchos consejeros del rey en el palacio estaban preparados para darle la sentencia de muerte.
Pero, la víctima conocía el complot y el abuso de poder de los que lo acusaban ante el rey para que fuera horcado. Y el rey conociendo la inocencia de la víctima y para quedar bien con los que lo acusaban, quiso ser imparcial en la decisión de la sentencia.
Dictando una decisión de juicio, donde mando a escribir en dos papeles, en uno “Culpable” y en otro “Inocente”. Pero, eso no era cierto porque ambos papeles decían lo mismo, “Culpable”. Y como la víctima sabía las intenciones de los transgresores.
Se mantuvo en silencio y oró a Dios. Y abriendo los ojos, tomo uno de los papeles, y se lo tragó. Las personas enfurecidas decían. Y ahora como sabremos la decisión. Y la víctima en tono de voz confiado, dijo: “Muy fácil, es solo cuestión de abrir el otro papel”.
En pocas palabras, cuando te encuentres en un momento de injusticia hasta el punto de perder la vida. Sólo ora a Dios en silencio, y él te dará la respuesta de salvación. Dios te bendiga.
